Del latín causídicas, derivado de causa y dicere, decir. Procurador y antiguamente abogado, que representa y defiende a los litigantes en el juicio.

En Roma se hacía la distinción entre los patronos, que se denominaron posteriormente advocati, personas que asistían a otras con su influencia y conocimiento, y los oradores, que defendían verbalmente a las partes litigantes.

En la época de Cicerón, se usaba la voz causídive para designar a los segundos. En tiempos de Quintiliano, a los oradores se les llamaba también ad-vocati, abandonándose en el Imperio el uso del vocablo orador.

FUENTE: ENCICLOPEDIA JURÍDICA OMEBA, TOMO II, B-CH, EDITORIAL BIBLOGRÁFICA ARGENTINA